domingo, 3 de febrero de 2019




EL DÍA EN EL QUE CAMBIÉ DE MUÑECO


Molonidad a la máxima potencia


Desde que recuerdo, siempre he tenido un muñeco en mis manos. Sí, ya se que desde hace tiempo hay que llamarlos "Figuras de Acción" pero para mí siempre serán "muñecos". Un mono con cara de susto y unos platillos, el típico peluche, pasando por playmo... digo por clicks (porque en mis tiempos se llamaban "clicks), airgamboys, madelmans, geypermans. Tenía un tambor enorme de detergente vacío para guardarlos. Cajas de galletas (de las de antes) que servían como fuerte o base secreta de las que partían en misiones, casi siempre suicidas, que implicaban el rescate (o a veces el secuestro según me daba) de barbies o nancys o barriguitas de mis hermanas, aguerridos soldados de plástico que no se detenían ante nada, y eso que los aplastaba, quemaba, destrozaba, etc etc.

Y luego con el cumplir de los años aparecen fig... digo muñecos de los Masters del Universo, de las Tortugas Ninja, en fín de casi todo. Y se supone que con ese cumplir de años se van quitando las ganas de tenerlos porque, claro no está bien, ya se está en edad de otras cosas... pero para mí no.

Ya había entrado en esa etapa que llamamos pomposamente "mayoría de edad" (lo mismo un año más) cuando a las televisiones (concretamente a Telecinco, cuando la llamaban la "cadena amiga") llegó todo un acontecimiento llamado "Pressing Catch". Cuyo simple nombre nos sonaba brutal y enganchaba cosa mala.

"Pressing Catch" era un show de lucha libre (el wrestling que ahora se dice y quedamos todos geniales porque parece que sabemos inglés), que Telecinco emitía allá por los primeros años de la década de 1990. Cada mañana de sábado y domingo era casi lo único que nos importaba a la chavalería (yo ya acaba de dejar esa palabra para referirme a mí). Durante aproximadamente una hora o casi veíamos unos señores enormes y bastante forzudos darse bastantes series de guantás sobre un rin. Guantás que claro que me di cuenta que eran digamos... "artísticas", pero que me den a mi esa muestra de "arte" y ya diré lo real que me parecen.

Y como todo lo que me gusta, no tardé en darme cuenta que también había muñequitos de los luchadores. Unos muñequitos bastante graciosos, con pinta fuertota imitando un poco (para mí eran clavados) el estilo de los muñecos de los Masters del Universo. Incluso tenían un golpe o ataque como éstos. Venían en un cartón azúl o rojo con el logo bien visible de la WWF (más tarde la actual WWE), una foto del luchador y el muñeco con algún accesorio o no, dependiendo si el luchador usaba algo como arma o distintivo.

El caso es que quise tener muñequitos del Pressing Catch y, en un principio, me gustaban todos: Hulk Hogan (supongo que el favorito de cualquiera), El Último Guerrero, que en realidad era "El Guerrero Definitivo/Ultimate Warrior" lo que pasa es que en traducciones no nos gana nadie, El Enterrador, etc etc.

Al final tras varios fines de semana viendo el programa (se emitían sábados y domingos justo antes de Humor Amarillo), tenía claro mis dos favoritos: Roddy Piper "El Gaitero" como le llamaban en el programa, una preciosa figura en blanco y rojo, con su falda escocesa típica (el kilt) a cuadros y una camiseta con el lema "Hot Rod". Y el que se convirtió en mi luchador favorito de siempre: "The Honky Tonk Man".

De nombre real Roy Wayne Ferris y nacido en el rockanrolero y "blusero" estado norteamericano de Tennessee, Honky Tonk Man (voy a traducirlo como "el hombre orquesta o algo así) tenía todo lo que se supone que no me llamaría la atención en un luchador de wrestling: No era muy alto (1,85), en comparación con los "superhéroes" que triunfaban en los ring de los ochenta y noventa, No parecía muy atlético (algo barrigón, voy a decirlo ya), no tenía una forma de luchar muy espectacular. Pero a mí me encantaba, con su look a lo Elvis, pero un Elvis cuando estaba ya en su recta final, con su legendario traje de lentejuelas y capita y se pegaba sus autohomenajes en Las Vegas, Y su eterna guitarra con la que más que tocar, golpeaba a sus rivales. Y claro el muñeco traía la guitarra y su golpe especial era el guitarrazo.

Con simplemente eso ya quería tener su figura como fuese. Y la busqué, vaya si la busqué por todas partes. Y nada, que si hay del Poli Loco, que si mira esta del Sargento Slaughter (popularísimo por la serie GI JOE) que mejor El Enterrador que da más miedo, mola más y encima el tío lo gana todo...

Nada, yo quería a Honky Tonk Man. Y como siempre he sido muy pesado, al final me lo encontré, pero con sorpresa.

Durante las emisiones del Pressing Catch, Honky Tonk Man peleaba por parejas con un inclasificable tipo llamado Greg "Martillo" Valentine. Con mis ojos de aquella época, un tipo rechonchete, bajito de cuello y con un tintazo rubio oxigenado en su melena. Con la figura de Jimmy Hart como manager (quien haya visto wrestling en los noventa lo recordará con su megáfono y sus gafas imposibles) estos dos se presentaban como Rhythm and Blues. Y yo en cada episodio del programa siempre quería que saliesen. Bueno, solo Honky Tonk, al Martillo ese como si se perdía por ahí.

Decía que al final encontré el muñeco con sorpresa porque fueron las dos figuras, como Rhythm and Blues las que al final descubrí en un centro comercial (que segura era el Continente) pero no quise comprarla porque eran más caras que las individuales y porque, no se si se notará mucho, pero yo al Valentine no lo quería ni en pintura.

Pero mi pena duró poco, porque no pasaron muchas semanas hasta que en un fin de semana veraneando en Cádiz, me encontré la figura en un bazar.

Vestido con su ropa Elvis de azul y con su guitarra y con su "SUPERGOLPE" como ponía en un extremo del cartón azul de la figura, fue verlo y pillarlo (lo compré o me lo compraron, eso no lo recuerdo bien). Y desde ese momento, programa de Pressing Catch que veía, programa con el muñequito en la mano, saliese el luchador de verdad o no.


Cómo para decirle que no....


Y llegamos al final triste de esta historia. Recuerdo empezar el programa, no sé si era sábado o domingo, pero yo con mi muñequito siempre encima ante la mirada de puro cachondeo de mi familia (especialmente mi padre). Y de repente me veo a Honky Tonk vestido de rojo y en el ring, micro en mano y en lo que parecía que era la defensa de su título intercontinenal. Porque hay que decir que este regulero fue durante 464 días campeón intercontinental de la WWE que se dice pronto.

El caso es que recuerdo que cambió la música que acompañaba a Honky Tonk, el grandísimo "Cool, Cocky, Bad" (Molón. Chulo y Malote) porque a toda velocidad y resoplando como los caballos, apareció El Último Guerrero, que entre resoplidos, vueltas sobre el ring, y lo que llamaba el bueno de Héctor del Mar (por ahí sigue a lo suyo con su "un deportivo saludo") llamaba "El baile de San Vito", agarró al pobre Honky y lo mandó a por tabaco

Y sólo en 31 segundos. Adiós al título intercontinental y adiós al muñeco porque no lo estampé contra el televisor pero me faltó muy poco.




Y lo peor vino cuando descubri que de aquello que acababa de ver ya había pasado hace nada más y nada menos que 3 o 4 años. Porque sí, fue un combate "enlatado" de un Summerslam de 1988.

Osea que yo me pasé un tiempo deseando que saliese siempre Honky Tonk Man en el Pressing Catch de Telecinco, quería su muñeco como fuese.... Y el tío había sido derrotado en 31 segundos, perdiendo su título. Yo seguía a un perdedor y eso no podía ser. Así que hice lo único que se podía hacer en esos casos.

Me pasé al Enterrador que molaba más, daba más miedo y ganaba siempre.